19 / Jun / 2014

Cirilo Fernández, joven líder indígena de Laguna Teja

 

“Entraron –policías del grupo anti-abigeato–  a la comunidad en busca de supuestas evidencias que demostrarían que nosotros somos abigeos. Los policías estaban armados, nos maltrataron e inclusive nos obligaron a acostarnos en el suelo como si fuéramos delincuentes. Nosotros no tenemos ninguna participación en los casos de abigeato. No es la primera vez que la policía actúa en forma ilegal y prepotente”.

“Luchar por los derechos colectivos quizás es el acto más noble y la mejor herencia que una persona deja a su pueblo”

Eso lo demostró Cirilo Fernández, un joven indígena angaité de la comunidad Laguna Teja de La Patria, quien falleció el fin de semana pasado, víctima de la mordedura de serpiente. Fernández nació en su comunidad, ubicada en el Departamento de Presidente Hayes, Chaco, adquirida en la década de los años 80´ por la Iglesia Anglicana y entregada, luego, al Pueblo Angaité. Fue uno de los responsables de la creación de una nueva aldea, denominada Laguna Teja, dentro de la misma comunidad y donde se instalaron más de una veintena de familias.

Entre los años 2003 y 2004 los miembros de la comunidad La Patria  fueron acusados de abigeato por un fiscal, debido la denuncia de un ganadero cuyo establecimiento linda con la propiedad indígena. En esa ocasión, y en realidad, en varias otras, agentes policiales irrumpieron a la fuerza en tierras indígenas maltratando verbal y físicamente a las personas, apresando a Cirilo  Fernández y a otros cinco miembros de la Comunidad La Patria, quienes fueron llevados a Tacumbú, donde, finalmente, permanecieron por más de tres meses, sin ninguna prueba responsable que lleve a suponer la autoría sobre el hecho punible en cuestión.

Desde Tierraviva asumimos la defensa de estas seis personas y para nuestra institución es sumamente importante resaltar lo siguiente: Días antes de la celebración de la audiencia preliminar, el fiscal, ante el absurdo construido por él mismo en contra de los indígenas, propuso una salida alternativa al conflicto, a través de una de las figuras contempladas en el Código Penal. Los indígenas, liderados por Cirilo, decidieron no aceptar y por lo tanto, proseguir con el juicio, en primer lugar por no considerar justo reconocer un hecho que no cometieron (condición impuesta en la propuesta) y en segundo lugar, por considerar que su caso, eventualmente anulado y ganado, podía servir de precedente y a favor de otros indígenas que fueran inculpados injustamente como ellos; vale recalcar, estuvieron dispuestos al riesgo de 10 años de privación de libertad, con la esperanza de aportar al esclarecimiento de futuros hechos de injusticia. Y efectivamente fue así. Se logró la anulación de todo el proceso y este caso, en años posteriores, fue puesto como precedente en otros procedimientos, como el de siete indígenas de la comunidad Kelyenmagategma, también acusados injustamente, dos indígenas de Puente Kaigué, un adolescente indígena, entre otros. En todos, se pudo conservar el sentido procesal ganado en el caso de Cirilo.

Comentando este acto de nobleza y valentía, es que queremos, desde Tierraviva, recordar a Cirilo y compartir con todos y todas, el testimonio de vida de una  persona como él, que deja un legado de lucha y de justicia para todos nosotros.

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