La señora Irene Benítez, lideresa de la comunidad indígena 15 de enero del Pueblo Mbya Guaraní, luego del desalojo forzoso sufrido en la víspera manifiesta que todas las personas quedaron con consecuencias psicológicas, pues los agentes policiales y la fiscalía actuaron con mucha violencia no respetando a niños, embarazadas ni ancianos.
Como mujer se siente indignada e impotente al ver tanto sufrimiento. Dijo que, en este momento, de lo mal que ya están, empieza a llover empeorando aún más la situación de la gente que no tienen siquiera carpa para guarecerse de la inclemencia del tiempo. Precisan con urgencia asistencias médicas, alimenticias y carpas, etc.
La señora Benítez igualmente manifiesta que, si bien viven en la zona desde hace tiempo, la comunidad nunca recibió asistencias del INDI ni de la SEN, mucho menos de salud pública. En caso de urgencias médicas y otras necesidades, recurren a una comunidad campesina, distante alrededor de 15 kilómetros, llevando a pie a los pacientes para su atención.
El estado alega propiedad privada para no asistirnos y eso es una mentira, nosotros no estamos en la propiedad ajena, ocupamos nuestro territorio natural, puntualiza. Después de la brutal violencia, una brigada médica fue a asistir a los indígenas
Antes del desalojo forzoso, los indígenas contaban con cultivos de subsistencias, cría de animales menores, etc, que fueron totalmente destruidas. También desde hace tres años una docente, ad honoren, enseñaba en la comunidad.