Según los resultados del Censo Nacional de Pueblos Indígenas de 2022, en Paraguay existen aproximadamente 140.206 personas indígenas, lo que representa el 2,29 % de la población total del país. Estas personas se identifican como parte de uno de los 19 Pueblos Indígenas reconocidos, distribuidos en cinco familias lingüísticas: Guaraní (que incluye a los Aché, Avá Guaraní, Mbya, Pai Tavytera, Guaraní Ñandeva y Guaraní Occidental), Maskoy (con pueblos como Toba Maskoy, Enlhet Norte, Enxet Sur, Sanapaná, Angaité y Guaná), Mataco Mataguayo (Nivaclé, Maká, Manjui), Zamuco (Ayoreo, Ybytoso, Tomarâho) y Guaicurú (Qom).
El Capítulo V de la Constitución Nacional de 1992 reconoce a los Pueblos Indígenas como grupos culturales preexistentes a la formación del Estado paraguayo, garantizándoles derechos fundamentales como la identidad étnica, la propiedad comunitaria de sus tierras, la participación política y una educación que respete sus particularidades culturales.
Además, Paraguay cuenta con un sólido marco jurídico que respalda los derechos indígenas, habiendo ratificado los principales instrumentos internacionales de derechos humanos, tanto en el sistema universal como en el interamericano.
El Estado paraguayo no garantiza condiciones básicas de vida, en especial en contextos de vulnerabilidad, como el de las tierras y los territorios del hábitat tradicional indígena. La crisis del agua, aún sin respuestas, recrudece la exclusión de la población indígena, afectando de manera particular a mujeres, niños, niñas y jóvenes.
En base a los resultados sobre las acciones implementadas durante 2024, el programa de alimentación escolar “Hambre Cero” no cumple a cabalidad, y menos en el Chaco, región del país donde se encuentra la mayor cantidad de habitantes indígenas.
Por otra parte, la situación de las juventudes indígenas se encuentra frente a grandes desafíos en Paraguay. Todavía existe mucha discriminación referida al origen étnico de las personas. Además, la sociedad en su conjunto aún debe erradicar las costumbres contrarias a los derechos y a la dignidad de la persona, como el marcado adultocentrismo.
[Sin embargo], la discriminación por edad es un problema insidioso y, a menudo, no abordado en materia de políticas de salud, derechos humanos y desarrollo, y afecta tanto a las poblaciones mayores como a las más jóvenes en todo el mundo. Además, la discriminación por edad se cruza frecuentemente con otras formas de sesgo (como el racismo y el sexismo) e impacta a las personas de maneras que les impiden alcanzar su máximo potencial y contribuir de manera integral a su comunidad.[1]
Juventud indígena: desafíos y problemáticas[2],[3],[4]
En primer lugar, es difícil hoy en el Paraguay desgranar exclusivamente las intenciones públicas dirigidas a esta franja, ya que los fundamentos y razones de los planes y programas de Gobierno efectivamente están expresadas en términos totales y generalmente abarcativos. Esto redunda en una invisibilización de las necesidades propias de la adolescencia y de la juventud indígena.
Según el Censo Nacional Indígena de 2022, el 38 % de los indígenas tiene menos de 14 años de edad, mientras que el 28,6 % tiene entre 15 a 30 años, lo que representa el 67,1 % del total de la población indígena. En esta contextualización, cabe preguntarse qué posibilidades de desarrollo personal integral existen efectivamente en el país para adolescentes y jóvenes indígenas y con qué obstáculos se enfrentan.
Al respecto, ningún otro factor puede considerarse más gravitante que la pobreza, cuyas cifras nos permiten trazar una radiografía de la situación juvenil indígena:
Pobreza
El porcentaje de la población indígena en situación de pobreza hacia el 2017 era del 66,2 %, casi tres veces más al promedio nacional. En el área rural, donde viven mayoritariamente los indígenas, la incidencia de la pobreza es aún mayor, alcanzando el 68 % de personas indígenas.[5]
La pobreza indígena tiene rostro de niño, adolescente y mujer. El 67,7 % de las mujeres se encuentran en situación de pobreza, frente al 64,6 % de los hombres. Por rango de edades, los niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años son los más afectados, ya que 73,7 % de esta población se encuentra en situación de pobreza. Este porcentaje incluso es superior (75,7 %) para los niños, niñas y adolescentes de las zonas rurales.[6][7]
Acceso al agua y educación escolar
En un encuentro de mujeres indígenas en Pdte. Hayes, las participantes señalaron que los responsables del programa de alimentación escolar ni siquiera habían consultado[8] a las comunidades locales sobre sus necesidades nutricionales,[9] distribuyendo alimentos que no son tradicionalmente consumidos por su pueblo y con claro déficit nutricional.
Además, según varias denuncias públicas de las comunidades, las inconsistencias entre las cantidades de estudiantes a ser cubiertas, a causa de que no todos figuran en el Registro Único del Estudiante,[10] hicieron llegar muy limitadamente los insumos, excluyendo a muchos alumnos indígenas.
La exclusión y discriminación estructural también se materializaron el 25 de julio de 2024, cuando los docentes de una escuela de Pozo Colorado decidieron cerrar la escuela por falta de agua en la comunidad. Unos 100 niños y niñas indígenas quedaron sin clases,[11] y, consecuentemente, sin poder acceder a la alimentación prevista.
Consumo de drogas y alcohol
Los y las jóvenes indígenas manifiestan una preocupación creciente sobre el ingreso de estas sustancias a sus comunidades, lo que infunde un mayor estado de riesgo para los y las jóvenes, adolescentes y niños indígenas. Con el consumo, aumentan los casos de violencia intrafamiliar, las agresiones, la exposición a peligros, las muertes en las rutas, los suicidios, entre otros problemas.
Es frecuente que los líderes, junto a las familias, soliciten medidas de concientización, sensibilización y abordaje; pero la presencia del Estado en territorio con políticas de prevención es casi nula.
Desarraigo
En muchos casos, para proseguir con sus estudios primarios o la educación media, muchos jóvenes indígenas deben salir de sus comunidades. Sus padres u otros familiares solventan sus estudios y alojamiento en casas de internados que ofrecen las instituciones privadas, cuyas cuotas son privativas, no accesibles a la gran mayoría de las familias indígenas.
Casos de violencia y suicidio
Por otra parte, en las comunidades existen altas tasas de casos de violencia intrafamiliar y de suicidio de adolescentes y jóvenes. Tal es así, que la Dirección General de Estadísticas en Salud informó[12] que en 2021 se reportaron 24 casos de suicidios de indígenas en la franja etaria de hasta 29 años, mientras que de 30 años en adelante se registraron solo cuatro.
Con relación al año 2022, se da situación similar: de los 30 casos reportados como suicidios de indígenas, cuatro fueron de personas de 30 años de edad en adelante y los 26 restantes de jóvenes indígenas de hasta 29 años.
Embarazo adolescente
En cuanto a embarazos en adolescentes y niñas, la Dirección General de Información Estratégica en Salud informó que en el 2018 hubo 71 casos de niños nacidos vivos de niñas-madres indígenas de 10 a 14 años.[13]
Cuando hablamos de niñas-madres, nos estamos refiriendo a casos de abusos sexuales cometidos por al menos 71 autores —muy probablemente en su mayoría adultos—. Esta cuestión no puede dejar de ser objeto de especial atención por parte del sistema nacional de protección de la niñez.
Además, el censo del 2022 reveló que el 3,3 % son madres de 12 a 14 años, lo que las deja afuera de los espacios educativos y limita su participación en la mejora de las condiciones socioeconómicas.[14]
• Educación y acceso a la universidad o tecnicaturas
El IV Censo Nacional de Población y Viviendas para Pueblos Indígenas de 2022 en Paraguay reveló que el promedio de años de estudio de la población indígena de 15 años y más era de 4,6 años. Dicho registro mostró que la población indígena urbana tiene mayor educación que la rural, y que la tasa de analfabetismo es del 27,1 % frente a una media nacional del 6 %.
En espacios participativos, los jóvenes manifestaron sentir orfandad por parte del Estado, ya que el sistema de subsidios para la educación terciaria, ofrecido por programas del Instituto Paraguayo del Indígena, tienen un alcance muy insuficiente. Estos programas apenas abarcan a estudiantes universitarios, dejando fuera a quienes desean formarse en tecnicaturas u oficios que no son del sistema de educación formal terciaria.
El poco acceso a espacios de formación redunda en baja ocupación de la fuerza laboral. Según datos del Censo Nacional Indígena de 2022, la población indígena de 10 años y más considerada dentro de la fuerza de trabajo es de un apenas 38,5 %; mientras que la población indígena de 10 años y más considerada fuera de la fuerza de trabajo es del 51,7 %.
Esto significa que una gran parte de la población indígena en edad de trabajar no tiene acceso al trabajo y tampoco a sostenerse con ingresos propios. La ocupación de la fuerza laboral de niños y niñas es una violación de sus derechos fundamentales y un obstáculo para el desarrollo sostenible de las comunidades, sin embargo, los datos estadísticos reflejan que es una realidad de las familias indígenas en Paraguay.
Conclusiones
Dejando de lado por un momento los datos estadísticos y entendiendo entonces que las condiciones básicas de subsistencia no están aseguradas: ¿en qué momento tendríamos que hablar de los planes de vida de los y las jóvenes indígenas como un proyecto de compromiso colectivo en nuestro país?
Centrándonos en el ser joven indígena, vemos que las alternativas de desarrollo afectivo, material y profesional que tiene el individuo como sujeto de derechos miembro de una comunidad indígena, perteneciente a un pueblo con sus características culturales y rasgos tradicionales propios e inmerso en la realidad del país, son muy pocas.
Sin embargo, aún con un contexto muy adverso, la juventud indígena no vive exenta de los rasgos de vigor, entusiasmo, capacidad crítica y cuestionadora de su realidad. Puede ser protagonista de los cambios sociales tan anhelados si se generan las condiciones adecuadas.
Por tanto, más allá de la mera enunciación de intenciones que conforman los fundamentos de planes y programas de políticas, como el Plan Nacional de Pueblos Indígenas, la gestión pública hoy tiene la obligación fundamental de ofrecer a las juventudes indígenas políticas eficaces, incluyendo el enfoque de derechos humanos como la interseccionalidad, la interculturalidad, la autonomía progresiva y la participación.
Solo así los planes de vida de los y las jóvenes indígenas serán realizables en Paraguay.
Recomendaciones
Implementar acciones tendientes a la eliminación de la pobreza de las familias que conforman las comunidades de los 19 Pueblos Indígenas en Paraguay, con políticas adecuadas y con enfoque intercultural.
Asegurar el derecho a la alimentación, el derecho de acceso al agua y la salud.
Mejorar las políticas en torno al primer empleo juvenil, a la capacitación profesional y técnica, y el acceso a estudios de nivel terciario.
Elaborar de forma participativa los planes de vida, junto con los jóvenes y adolescentes indígenas, con respeto hacia su autonomía progresiva y el principio de autodeterminación de los pueblos.
Natalia Rodríguez Olmedo es abogada de derechos humanos e integrante del equipo jurídico de Tierraviva, organización que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de los Pueblos Indígenas de Paraguay, con énfasis en la restitución territorial.
Lidia Ruiz Cuevas es trabajadora social y Coordinadora Ejecutiva de Tierraviva desde el año 2020.
Este artículo es parte de la 39ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. Notas y referencias
[1] UNAS. (12 de agosto de 2022). Día de la Juventud. https://fec.unsa.edu.pe/blog/2022/08/12/dia-internacional-de-la-juventud-12-deagosto/#:~:text=Puede%20considerarse%20como%20el%20periodo,org%C3%A1nica%20e%20intelectual%2C%20capacidad%20adaptativa
[2]CDIA Observa. (13 de marzo de 2024). Las desigualdades en la niñez y adolescencia de Paraguay: un monitoreo para no dejar a nadie atrás.
https://www.cdiaobserva.org.py/2024/03/13/informe-las-desigualdades-en-la-ninez-y-adolescencia-de-paraguay-un-monitoreo-para-no-dejar-a-nadie-atras/
[3] Brizuela, Bárbara y Quiñónez, Nathalia.(2023). Situación de la Niñez Indígena en Paraguay. Ministerio Público. . https://ojs.ministeriopublico.gov.py/index.php/rjmp/article/view/336/479
[4] “Jóvenes indígenas reclaman políticas públicas con visión intercultural y mayor participación”. Tierraviva, 26 de noviembre de 2018. https://www.tierraviva.org.py/jovenes-indigenas-reclaman-politicas-publicas-con-vision-intercultural-y-mayor-participacion/
[5] Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censo. (2017). Encuesta Permanente de Hogares. https://www.ine.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/Resultados%20EPH/PRINCIPALES%20RESULTADOS%20EPH%202017.pdf
[6] Ibidem.
[7] Frente a estos porcentajes, cabría analizar cuáles fueron los resultados del Plan Nacional de Reducción de la Pobreza (PNRP) “Jajapo Paraguay”, implementado por el Gobierno de Mario Abdo Benítez, cuyo horizonte temporal apuntaba al 2030. El documento del PNRP menciona en su diseño una metodología participativa, incluyendo representantes indígenas y campesinos. 13 de septiembre de 2023.
https://faolex.fao.org/docs/pdf/par205031.pdf
[8] En la comunidad no se implementó ningún Protocolo de Consulta. Tampoco hay noticia de que se haya hecho en otras comunidades del pueblo Enxet o de otros pueblos.
[9] Contaban las mujeres indígenas de Espinillo que los niños y niñas rechazan pepinos, remolacha y otros insumos, ya que consumen tunas, fruto del caraguatá y otros vegetales o variedades autóctonas. Esto evidencia la falta de interculturalidad con que el Estado aborda la implementación de programas.
Fuente: Informe de trabajo de campo de Tierraviva.
[10] “Hambre Cero: ministro reconoce que reparten almuerzo sin tener certeza de la cantidad de alumnos”. ABC, 8 de agosto de 2024. https://www.abc.com.py/politica/2024/08/08/hambre-cero-ministro-reconoce-que-reparten-almuerzo-escolar-sin-tener-certeza-sobre-cantidad-de-alumnos
[11] “Niños no van a la escuela por falta de agua”. Telefuturo, 25 de julio de 2024. https://www.telefuturo.com.py/ninos-no-van-a-la-escuela-por-falta-de-agua
[12] MSPBS/DIGIES/DES. Subsistema de Información de Estadísticas Vitales (SSIEV) Datos al 14 de septiembre de 2023.
[13] MSPBS/DIGIES/DES.
[14] UNFPA. (9 de octubre de 2024). Cómo el UNFPA ayuda a proteger a la juventud indígena paraguaya contra el embarazo adolescente.https://www.unfpa.org/es/news/c%C3%B3mo-el-unfpa-ayuda-proteger-la-juventud-ind%C3%ADgena-paraguaya-contra-el-embarazo-adolescente