Las inundaciones provocan el éxodo de miles de indígenas en Paraguay

Por EFE

Miles de personas de distintos pueblos indígenas de Paraguay han sufrido un gran éxodo desde sus comunidades inundadas hacia Asunción y capitales regionales en busca de alimentos y asistencia sanitaria porque la ayuda gubernamental no les llega, según denuncian sus representantes.

Sus cultivos y animales, las zonas donde cazaban, todo está bajo el agua desde hace dos meses. Llegar a su comunidad lleva dos días a pie en un camino de barro y lodo rojizo plagado de serpientes, describe Cristino Aguirre, nativo de la etnia angaité, llegado a Asunción para pedir socorro médico para su líder.

Aguirre, proveniente de Puerto Pinazco, departamento de Presidente Hayes, a 440 kilómetros de la capital, se refugia en las instalaciones que una ONG local ha provisto para algunos de los cientos de representantes de distintos pueblos originarios que van llegando pidiendo al Gobierno que preste atención a sus reclamos.

“Donde estamos nadie nos ve, nadie nos escucha”, explica el nativo angaité, cuya comunidad de unas 5.000 personas, ubicada en la región del Bajo Chaco, ha visto marcharse a unos 500 miembros caminando más de 60 kilómetros hasta la principal carretera de la región, la Transchaco.

“De esa manera la gente no se va a morir de hambre en la comunidad, que es lo que va a pasar si esto sigue así”, manifestó Aguirre que dice que en su zona de residencia solo pueden alimentarse de cogollos de palma y eventualmente de pescado, porque hace tres semanas que no reciben ayuda estatal.

Unos 25.000 indígenas paraguayos de los aproximadamente 116.000 censados están desplazados de sus comunidades, según cifras del estatal Instituto Nacional del Indígena (INDI).

“La institución no tiene capacidad para atenderlos a todos, solo en el Bajo Chaco (oeste) tenemos a 3.150 familias fuera de sus tierras por el agua”, dijo a Efe el antropólogo que dirige el Instituto encargado de supervisar el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas en el país, Jorge Servín.

La subida de los ríos por las lluvias de los últimos meses ha desplazado a 240.125 personas en todo Paraguay, 80.060 de ellas en Asunción, según la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) que dispone de un solo helicóptero para atender a toda la mitad occidental del país, donde se encuentran la mayor diversidad étnica.

Una buena parte de los nativos de Paraguay, ya de por sí azotados por un índice del 76 % de pobreza, están “en una situación de extrema vulnerabilidad”, según dijo a Efe Ireneo Téllez, de la ONG Tierraviva, dedicada a asistir jurídicamente a los pueblos originarios de la región del Chaco.

“Estamos hablando de que no hay alimentos, ni medicamentos ante cualquier problema de salud que tengan y que los niños no pueden asistir a clase”, añadió el abogado.

Miembros de los pueblos indígenas ayoreo, chamacoco, maskoy, angaité, enxet, sanapaná y nivaclé, habitantes de las distintas regiones del extenso Chaco, son hoy los más castigados por la subida de los ríos, según la ONG.

Representantes de las comunidad Karaja Vuelta, de la etnia enxet, y de las comunidades Sarîa y Tajamar Kavajú, ambas de la etnia angaité, todos del distrito de Puerto Pinazco, considerado en estado crítico por las autoridades, están refugiados en el local de Tierraviva, donde destacaron a Efe que hace un mes que no reciben alimentos por parte del Gobierno.

“La última vez que trajeron ayuda tuvimos que acarrearla 20 kilómetros con el agua por las rodillas”, explicó Fernando Damasco, del asentamiento Tajamar Kavajú, que recordó que en mayo sí les atendieron dos veces con el helicóptero pero con paquetes de comida que solo duraron tres días.

La comunidad Karaja Vuelta está recluida en una pequeña extensión de tierra seca rodeada de agua sin posibilidad de salir con los niños y ancianos expuestos a enfermedades propiciadas por el agua y las bajas temperaturas del invierno austral, dijo Celso Benítez, indígena enxet de ese asentamiento.

Benítez explicó que la única forma de llegar a su comunidad es con un barco comercial que pasa una vez a la semana desde la ciudad de Concepción, lugar donde pueden abastecerse pero solo ocasionalmente pues no pueden costear el pasaje.

“Además no sirve para emergencias y desde que comenzó la inundación no hemos recibido asistencia médica”, dijo el joven que llegó a Asunción tras cuatro días de viaje para reclamar al Estado que les asistan de manera urgente.

 

Santi Carneri

 

Miles de indígenas desplazados por la crecida

Por EFE

ASUNCIÓN. Un 25 por ciento de los aproximadamente 116.000 indígenas están desplazados por las inundaciones que afectan al país desde hace meses, dándose casos de comunidades aisladas por el agua que no tienen acceso a ayuda humanitaria.

La crecida del río Paraguay por las lluvias en los últimos meses ha dejado a unos 25.000 indígenas desplazados en el territorio paraguayo en situaciones críticas por falta de comida, acceso a agua potable o atención sanitaria, según explicó el presidente del Instituto Nacional del Indígena (INDI), Jorge Servín.

“La institución no tiene capacidad para atenderlos a todos, solo en el Bajo Chaco (oeste) tenemos a 3.150 familias fuera de sus tierras por el agua”, dijo el antropólogo que dirige el Instituto encargado de supervisar el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas en el país.

Los nativos, ya de por si azotados por la pobreza, un 76 por ciento vive en esa situación según el INDI, ahora llevan meses sin poder cazar o trabajar en las estancias ganaderas donde lo hacen temporalmente.

“Esto pone a muchos en una situación crítica”, admitió el experto.

La subida de los ríos por las lluvias de los últimos meses ha desplazado a 240.125 personas en todo Paraguay, 80.060 de ellas en Asunción, según la Secretarían de Emergencia Nacional (SEN).

“Se está prestando asistencia en la medida de las posibilidades”, declaró Servín, quien explicó que la SEN solo tiene un helicóptero para atender a toda la región del Chaco, que ocupa la mitad occidental del país y es donde se concentra la mayor diversidad étnica del país.

“El helicóptero puede llevar muy poca ayuda”, destacó.

Servín calificó de “crítico” el estado del distrito de Puerto Pinazco en Presidente Hayes, donde al menos cuatro comunidades de los pueblos aborígenes angaite y enxet están demandando ayudas porque están totalmente aislados y anegados.

Líderes de esas comunidades y muchas otras no cesan de llegar a Asunción desde hace meses, pues fue en el Chaco donde empezó a sentirse el efecto de la crecida del río y donde más población desplazada hay, según destacó a Efe la ONG Tierraviva, dedicada a la protección y asistencia legal a esos pueblos.

Los representantes indígenas y algunos familiares se alojan en locales de organizaciones no gubernamentales o acampan en plazas y aceras del centro de la ciudad para cada día protestar ante las puertas de las distintas instituciones de las que esperan asistencia.

“La única forma de llegar a mi comunidad es a través de un barco que pasa una vez a la semana”, dijo a Efe Cristino Aguirre, de la comunidad La Patria, del pueblo angaite, en Puerto Pinazco, ahora refugiado en el local de Tierraviva a donde vino para pedir socorro porque uno de sus compañeros fue picado por una serpiente.

“Lo sacaron en el helicóptero y fue traído a Asunción, pero lamentablemente falleció. Tenía 30 años y deja huérfanos. Esperamos tres días el helicóptero”, añadió Aguirre, que lleva ya tres semanas en la capital pidiendo ayuda para La Patria, donde sobreviven unas 5.000 personas.

De capangas y “productores”, de jueces y policías

Por Milda Rivarola.

El patrón, el modelo es el mismo. En algún lento proceso judicial, las tierras son pretendidas por algún inversionista extranjero, normalmente ausente. O son fiscales y algún jerarca –antiguo o nuevo- se apropió de ellas, pagando nada o una miseria. Porque desde hace un siglo y medio, desde los tiempos de Don Carlos pasando por los de B. Caballero y A. Stroessner, con sus respectivas y ambiciosas familias y amigos, para eso nomás mandan. Para quedarse con los bienes y tierras públicas.

Ciertamente había otra gente allí, desde antes. Eran campesinos o indígenas. O son ahora hijos de campesinos sin trabajo, a los que el Estado prometió falsamente un trozo de tierra. Algunos pocos siguen siendo indígenas, cada vez más acorralados por grandes fazendas en expansión. Ese combate, viejísimo, tiene hoy nuevos alicientes. Las tierras decuplicaron su valor. Y tras deforestar todos los bosques y rentar todas las estancias aptas para la agricultura, el agronegocios está quedando sin lugar para expandirse.

Entonces revisaron con atención los sitios ya ocupados. Y descubrieron que aún había nichos con buenas tierras y montes y arroyos para seguir creciendo. Allí vive la población más vulnerable, la que no tiene apoyo político, parlamentarios defensores, prensa amiga, ni dinero para comprar justicia. Y hacia allá se dirigen, con su insaciable hambre de tierras. Van raudos y seguros de sí mismos, armados hasta los dientes.

Ya tenían un ejército de fiscales, jueces y comisarios policiales amigos que los seguían en esa nueva “cruzada sobre el desierto”. Ahora, tranquilos con sus colegas en el mismísimo gobierno, para abreviar el procedimiento contratan –porque llevan mucho apuro- miles de sicarios y “guardias de seguridad”. Esos antes conocidos con un término más idóneo, “capangas”.

Y los lugares dónde persisten esos refugios de antiguos habitantes se están manchando de sangre. Los auto-designados “productores” se dan el lujo de celebrar macabros aniversarios: el 15 de junio de 2012 es conmemorado con el 15 de junio del 2014, el ataque armado a los Avá de Y´apó, en Corpus Christi. Hay matices: los campesinos de Curuguaty habían sido “haraganes” y “asesinos”, hasta quizá “EPP”, los Avá Guaraní son apenas unos pobres “indios sucios” empeñados en guardar sus templos ancestrales.

Como los titulares de prensa siempre acusan a las víctimas de agresores y delincuentes, la justicia actúa en consecuencia. Las víctimas, los familiares o sobrevivientes de estas masacres son inmediatamente procesados por la fiscalía y van a parar a la cárcel. Para que ya no piensen en bregar por sus derechos, para que jamás sueñen en recibir justicia donde la corrupción impera.

El ataque de un batallón de capangas a Y’apó es emblemático: los Avá son, entre los Guaraní, el pueblo más pacífico, el más manso. Días antes, centenares de policías -armados como para combatir peligrosos guerrilleros- quemaron sus ranchos y destruyeron sus cultivos. Con orden de la fiscalía, como siempre. Pero ellos volvieron allí, serenos y tristes, con sus mujeres y sus niños. Debían hacerlo, era el lugar de sus dioses, el sitio sagrado de sus ancestros. Y quizá sólo para morir en ellas, retornaron a su tierra. Como sus hermanos de Curuguaty, silenciosos y harapientos, simbolizan lo poco de coraje y dignidad que resta en ella.

Los indígenas que lograron que Paraguay les devuelva sus tierras

Veronica Smink
BBC Mundo, Cono Sur

 

“Se trató de un hecho histórico: por primera vez, una comunidad indígena 

logró que el Estado de Paraguay le devuelva sus tierras ancestrales 

a través de una ley de expropiación”.

 

Los más de 600 miembros de la comunidad Sawhoyamaxa podrán volver a vivir en las 14.404 hectáreas de tierra que poseen en la región del Chaco, en el noroeste del país, luego de que el pasado 11 de junio el presidente Horacio Cartes promulgara una ley que les restituye su terreno.

La firma del mandatario puso fin a una larguísima batalla judicial y política entablada por este pueblo originario, perteneciente a la etnia Enxet, que venía luchando hace 23 años para recuperar su tierra.

El largo derrotero de los Sawhoyamaxa comenzó durante el gobierno militar de Alfredo Stroessner (1954-1989), cuando un ganadero de origen alemán los expulsó de sus terrenos, ubicados a unos 270 kilómetros de la capital, Asunción.

Desde entonces, las cerca de 160 familias que componen la comunidad debieron subsistir al borde de una carretera, frente a la tierra que antes ocupaban, viviendo en condiciones de pobreza.

Leonardo González, uno de los líderes de la comunidad, le dijo a BBC Mundo que casi medio centenar de personas perdieron la vida en ese tiempo como consecuencia de las malas condiciones sanitarias y de los accidentes causados por vivir al lado de una ruta.

“Estamos muy agradecidos de poder volver a nuestra tierra, que es como nuestra madre. Esto nos da vida, nos permite volver a tener contacto con nuestros bosques y nuestras medicinas tradicionales”, exclamó González.

 

Batalla legal

Los Sawhoyamaxa comenzaron en 1991 su campaña para recobrar sus tierras, pero no tuvieron éxito en las Cortes paraguayas.

También iniciaron procesos parlamentarios, presentando dos proyectos de expropiación que fracasaron por falta de apoyo.

Las cosas cambiaron en 2006, luego de que decidieran buscar ayuda afuera de Paraguay ante la falta de respuestas en su país.

Ese año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) falló a favor de la comunidad, obligando al Estado paraguayo a restituirle sus tierras.

A pesar de esa victoria, los Sawhoyamaxa siguieron sin poder volver a casa. El gobierno cumplió con parte del fallo al pagarles una indemnización por el daño que sufrieron, pero no logró restituirles su tierra ya que el ganadero que la ocupaba, Heribert Roedel, se negó a venderla al precio ofrecido por el Estado.

Fue así como finalmente el Congreso tomó cartas en el asunto y aprobó una ley para expropiar los terrenos y cumplir con la orden de la Corte IDH.

Ricardo Morínigo, de Tierraviva, una ONG creada para dar sustento legal a las comunidades indígenas del Chaco, dijo a BBC Mundo que los legisladores actuaron como consecuencia de la fuerte presión que recibieron por parte de grupos dentro y fuera de Paraguay, que abogaron por la devolución de terrenos de los Sawhoyamaxa.

“Paraguay es el único país del mundo que tiene tres sentencias en la Corte Interamericana por casos de violación de derechos a los pueblos originarios. Si bien el proceso ha sido lento, gracias al trabajo de las propias comunidades y de las ONGs que los acompañan se han logrado avances”, afirmó.

 

Los tres casos de la Corte IDH

Además de los Sawhoyamaxa, que deberán esperar hasta que concluya el proceso de expropiación para poder tomar control total de sus tierras, otra comunidad con un fallo favorable de la Corte IDH aún espera recobrar su hogar ancestral.

Se trata de los Xákmok Kásek, quienes también lograron que el Tribunal internacional arbitre a su favor en 2010. Según Morínigo, el Estado paraguayo acordó un plazo hasta septiembre de este año para cumplir con la orden, y ya negocia con el ganadero de ascendencia estadounidense que ocupa las tierras para poder devolverlas a sus dueños originales.

También el primer caso que fue llevado ante la Corte IDH, la del pueblo Yakye Axa –que al igual que las otras comunidades vive en la región del Chaco- llegó a su final, en 2012. Si bien no lograron recobrar sus tierras, como consecuencia del fallo de 2005 aceptaron recibir un terreno cercano, además de la indemnización del Estado.

¿Significan todos estos pasos un cambio de actitud del gobierno paraguayo con respecto a los reclamos de los pueblos originarios?

Morínigo cree que no. “El Estado cumplió, es cierto”, señaló. “Pero mientras les paga a algunas comunidades, sigue expulsando a otras”, acusó.

El activista de los derechos humanos denunció al caso del pueblo Y’apo, que un día antes de la sanción de la ley de expropiación que favoreció a la comunidad Sawhoyamaxa sufrió un intento de desalojo por parte de fuerzas policiales, y pocos días después de la promulgación de la ley volvió a ser atacada por grupos armados.

No obstante, el gobierno de Horacio Cartes subrayó su compromiso con las comunidades indígenas.

Además de los US$8 millones que pagará para expropiar las tierras de los Sawhoyamaxa, también anunció que creerá un fondo de desarrollo comunitario para proveer educación, asistencia sanitaria y ayuda a la tercera edad para ese pueblo, tal como exigió la Corte IDH.

“El Estado está para eso”, dijo el presidente del Instituto Nacional del Indígena (INDI), Jorge Servín, quien aseguró que el gobierno respetará los derechos de los pueblos originarios.

Cirilo Fernández, joven líder indígena de Laguna Teja

 

“Entraron –policías del grupo anti-abigeato–  a la comunidad en busca de supuestas evidencias que demostrarían que nosotros somos abigeos. Los policías estaban armados, nos maltrataron e inclusive nos obligaron a acostarnos en el suelo como si fuéramos delincuentes. Nosotros no tenemos ninguna participación en los casos de abigeato. No es la primera vez que la policía actúa en forma ilegal y prepotente”.

“Luchar por los derechos colectivos quizás es el acto más noble y la mejor herencia que una persona deja a su pueblo”

Eso lo demostró Cirilo Fernández, un joven indígena angaité de la comunidad Laguna Teja de La Patria, quien falleció el fin de semana pasado, víctima de la mordedura de serpiente. Fernández nació en su comunidad, ubicada en el Departamento de Presidente Hayes, Chaco, adquirida en la década de los años 80´ por la Iglesia Anglicana y entregada, luego, al Pueblo Angaité. Fue uno de los responsables de la creación de una nueva aldea, denominada Laguna Teja, dentro de la misma comunidad y donde se instalaron más de una veintena de familias.

Entre los años 2003 y 2004 los miembros de la comunidad La Patria  fueron acusados de abigeato por un fiscal, debido la denuncia de un ganadero cuyo establecimiento linda con la propiedad indígena. En esa ocasión, y en realidad, en varias otras, agentes policiales irrumpieron a la fuerza en tierras indígenas maltratando verbal y físicamente a las personas, apresando a Cirilo  Fernández y a otros cinco miembros de la Comunidad La Patria, quienes fueron llevados a Tacumbú, donde, finalmente, permanecieron por más de tres meses, sin ninguna prueba responsable que lleve a suponer la autoría sobre el hecho punible en cuestión.

Desde Tierraviva asumimos la defensa de estas seis personas y para nuestra institución es sumamente importante resaltar lo siguiente: Días antes de la celebración de la audiencia preliminar, el fiscal, ante el absurdo construido por él mismo en contra de los indígenas, propuso una salida alternativa al conflicto, a través de una de las figuras contempladas en el Código Penal. Los indígenas, liderados por Cirilo, decidieron no aceptar y por lo tanto, proseguir con el juicio, en primer lugar por no considerar justo reconocer un hecho que no cometieron (condición impuesta en la propuesta) y en segundo lugar, por considerar que su caso, eventualmente anulado y ganado, podía servir de precedente y a favor de otros indígenas que fueran inculpados injustamente como ellos; vale recalcar, estuvieron dispuestos al riesgo de 10 años de privación de libertad, con la esperanza de aportar al esclarecimiento de futuros hechos de injusticia. Y efectivamente fue así. Se logró la anulación de todo el proceso y este caso, en años posteriores, fue puesto como precedente en otros procedimientos, como el de siete indígenas de la comunidad Kelyenmagategma, también acusados injustamente, dos indígenas de Puente Kaigué, un adolescente indígena, entre otros. En todos, se pudo conservar el sentido procesal ganado en el caso de Cirilo.

Comentando este acto de nobleza y valentía, es que queremos, desde Tierraviva, recordar a Cirilo y compartir con todos y todas, el testimonio de vida de una  persona como él, que deja un legado de lucha y de justicia para todos nosotros.

Nueva audiencia preliminar en el caso Quesnel

Quesnel está acusado por el robo de unos Gs. 3.000 millones del  fondo de desarrollo para Sawhoyamaxa y Yakye Axa

La tercera es la vencida, podría titularse el anuncio de la audiencia preliminar del caso que involucra Rubén Quesnel, ex presidente del Instituto Paraguayo del Indígena (INDI), procesado en el caso del millonario robo de fondos indígenas perpetrado el año pasado en la citada institución estatal.

Por tercera vez el juez Oscar Delgado convocó a Rubén Dario Quesnel, Marlene Mendoza, ex administradora del INDI y Ever Otazó, ex funcionario de la misma institución, procesados por la desaparición de más de 3.000 millones de guaraníes, monto que debía ser utilizados en proyectos de desarrollo para las comunidades indígenas de Yakye Axa y Sawhoyamaxa.

Esta nueva audiencia preliminar se realizará mañana a partir de las 8:00 hs. en el Juzgado Penal de Garantías Nº 3, de la ciudad de Asunción. Durante este acto judicial, eljuez Delgado determinará si la causa se eleva a juicio oral y público como pretenden el Ministerio Público y la querella adhesiva, conforme a sus respectivas acusaciones.

El pasado 28 de mayo, el magistrado a cargo del caso decidió suspender la audiencia debido a que los abogados defensores de los acusados no recibieron las copias los expedientes, según informaron funcionarios del juzgado.

Los ex funcionarios del INDI están acusados por la comisión de los hechos punibles de Lesión de Confianza y Apropiación, por el Agente Fiscal René Fernández y por los abogados que ejercen la querella adhesiva, por el desvío de más de 3.127.191.527 de guaraníes, que la institución indigenista estatal tenía depositado en el Banco Nacional de Fomento y que debía ser destinado para las comunidades indígenas de Yakye Axa y Sawhoyamaxa, como parte del cumplimiento de dos sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).

Rubén Quesnel también está procesado en otro caso, ocurrido durante su presidencia en el INDI, por la venta ilegal a un particular de un inmueble de 25 mil hectáreas perteneciente a la comunidad indígena Cuyabia, del pueblo Ayoreo.

Atropello de parapoliciales a comunidad indígena Y’APO es una flagrante violación a Garantías Constitucionales

La Red de Entidades Privadas al Servicio de los Pueblos Indígenas, considera especialmente grave el atropello a los indígenas Avá Guaraní de Canindejú, perpetrado por civiles armados en la madrugada del pasado día 15 de junio, a instancias de la firma Luguna S.A., y que dejara más de una decena de heridos y una persona fallecida.

Al respecto, es particularmente grave que civiles armados, con inocultable aquiescencia estatal, hayan actuado nuevamente con total impunidad, amenazando y atropellando con disparos de armas de fuego, como ocurrió en el distrito de Corpus Chisti, en ocasión del último episodio que denunciamos, así como durante el desalojo del pasado 20 de mayo en contra de la Comunidad Y’apo.

La delegación de hecho que se observa, en el uso de la fuerza, a empresas privadas de “seguridad”, por parte de agentes estatales que la toleran, constituye de por sí una situación inaceptable que debe ser erradicada por las autoridades, para salvaguardar la legitimidad de la autoridad pública y el estado de derecho.

Asimismo, el hecho que las tierras en disputa de la Comunidad Y’apó estén en manos de un particular no le otorga a éste, ni a organismo estatal alguno, la atribución o facultad de autorizar o ejecutar desahucio alguno, dado que la posesión tradicional, profusamente documentada, de los indígenas Avá Guaraní sobre sus tierras ancestrales tienen, por imperio de la Constitución de la República y el marco jurídico vigente, efectos equivalentes al título de pleno dominio que concede el Estado. Vale mencionar también, que la posesión tradicional de los indígenas de Y’apó, también faculta a la comunidad a exigir el reconocimiento oficial de su propiedad y su registro, que debe ser atendida y satisfecha por los organismos estatales correspondientes de conformidad a sus obligaciones.

Por lo dicho, con independencia al título que pueda tener la firma Laguna S.A., los agentes estatales involucrados en la autorización y ejecución del desalojo del 21 de mayo, así como los civiles que atropellaron el asentamiento indígena el 15 de junio, violaron abiertamente los derechos de la Comunidad Indígena Y’apó. La ley 43/89 en este sentido es muy clara y, expresamente, prohíbe la innovación de hecho y de derecho en los asentamientos indígenas que se encuentren en inmuebles titulados a nombre de terceros, hasta tanto se proceda a la delimitación, demarcación y titulación de las tierras de ocupación y dominio ancestral de la comunidad.

Este caso, una vez más, revela la aplicación discriminatoria del derecho, al privilegiarse la propiedad privada por encima de la propiedad comunitaria indígena, con lo cual se sitúa en condiciones de extrema vulnerabilidad a los indígenas Avá Guaraní, hoy, privado de sus tierras y gravemente afectados por el ataque sufrido, comprometiéndose de este modo un conjunto de derechos humanos que están siendo violados a cada uno de sus miembros, entre quienes se encuentran niños y ancianos afectados por la represión.

Ante esta grave situación, que afecta a decenas de familias indígenas, exigimos al Instituto Paraguayo del Indígena y al Ministerio Público, la promoción inmediata de acciones judicialmente de salvaguarda y protección para la Comunidad Y’apó, que estén orientadas a la restitución inmediata del inmueble despojado a los mismos, así como la correspondiente indemnización por el daño material e inmaterial sufrido a raíz de la destrucción de sus casas, sitios sagrados y lesiones graves de sus miembros. Asimismo, aguardamos justa sanción penal a los responsables y civiles armados que perpetraron el hecho violento.

 

Asunción,  junio 16 de 2014

Teresa Vargas  – Tekoha

Julia Cabello Alonso – Tierraviva

Por la Coordinación de Turno de la REDESPI

 

Para mayor información, comunicarse:

Abg. Oscar Ayala Amarilla (tel. 0971 284292) Santiago Bobadilla (tel. 0971 142444)

“Por fin se hizo Justicia”

Por Lorna Quiroga*

Luego de largos años de lucha, habiendo sido despojados de sus tierras y viviendo en precarias condiciones al costado de la ruta, la comunidad indígena Sawhoyamaxa recuperó sus tierras.

Esperaron pacientemente 20 años, transitaron la pesada burocracia nacional y sin encontrar respuesta recurrieron al sistema interamericano de Derechos Humanos para que en el 2006 la Corte IDH sentenciara al Estado paraguayo por violar los derechos de la comunidad, pero recién este año el congreso trató y sancionó por unanimidad la ley de expropiación de tierras a su favor. Hoy, la comunidad junto a otras organizaciones marcharon por el centro de Asunción, donde hacía 10 días estaban acampando en vigilia permanente hasta que el presidente firmara. Finalmente, todos y todas festejaron la promulgación de la Ley, ahora las tierras vuelven a sus dueños originarios, la comunidad indígena Sawhoyamaxa del Pueblo Enxet Sur.

La perseverancia de su lucha constituye un ejemplo de la resistencia de los Pueblos Indígenas que a pesar de ser olvidados por sus Estados, se mantienen firmes exigiendo que se respeten sus derechos y se restituyan sus tierras ancestrales, por eso, hoy “la victoria es para todos“, como decía Eriberto Ayala, miembro de la comunidad.

Por encima de los intereses económicos y particulares, se respetaron los derechos de los Pueblos Indígenas y se aprobó la Ley 5.194 que declara de interés social y expropia las tierras a favor de la comunidad indígena Sawhoyamaxa. Rebosantes de alegría la comunidad gritó: “Viva Sawhoyamaxa, vivan los Pueblos Indígenas!” y agradeció públicamente a todas las personas que acompañaron y se acercaron en el día de hoy a compartir su felicidad recordando además a quienes ya no están: “este es un momento histórico para Sawhoyamaxa, no podemos olvidarnos de aquellos hermanos nuestros que están enterrados al costado de la ruta”, decía Eriberto Ayala.

Por su parte, Aparicia González, rememoró todo el sufrimiento por el que pasaron y la valentía de todas las mujeres de su comunidad que se atrevieron a entrar nuevamente a sus tierras hace un año atrás sin pensar por un segundo en retroceder y volver a vivir sobre la ruta donde ya no tenían futuro. Sawhoyamaxa resistió por la fortaleza de estas mujeres que no han dado ni un paso atrás en la lucha por lo que es justo, siempre pensando en que el mejor legado para sus hijos e hijas serían sus tierras ancestrales, allí donde está su historia, su cultura, su vida.

“A pesar de tantos años de sufrimiento ahora demostramos que el derecho indígena es superior a cualquier derecho o interés comercial. Ahora pudimos recuperar nuestra tierra, ahora le pedimos al gobierno que  den los recursos para que nos desarrollemos como comunidad. Finalmente y para estar totalmente felices como comunidad, le exigimos al gobierno la inmediata transferencia del título de propiedad a nombre de Sawhoyamaxa” decía Eriberto Ayala al volver del Palacio de los López con la Ley promulgada en la mano de su su líder, Carlos Marecos.

 

¡Viva la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa del Pueblo Enxet!

Oscar Ayala, Abogado de la comunidad y miembro de Tierraviva: “A los héroes y heroínas de Sawhoyamaxa que ya no están, que iluminaron con sus vidas los primeros años de esta larga lucha, como: Teresio González, Pedro Fernández, Severa Benítez y Mario Florentín, mi especial reconocimiento y gratitud así como a los actuales miembros de la Comunidad, por la confianza con la cual nos han distinguido siempre, a quienes hacemos parte de Tierraviva – a los pueblos indigenas del Chaco, en los momentos más difíciles de las últimas dos décadas. Para ellos, a modo de breve homenaje, lo dicho por uno de los jueces de la Corte IDH: “No podría dejar de rendir, en este Voto Razonado un reconocimiento al sufrimiento de las víctimas silenciosas del presente caso de la Comunidad Sawhoyamaxa, -así como del anterior caso congénere de la Comunidad Yakye Axa,-y evocar, en particular, la memoria de los inocentes que perdieron su vida en la vera de una carretera, y al dolor de sus familiares que sobreviven, en la vera de la misma carretera, en la miseria impuesta a ellos por la codicia y avaricia humanas” (Voto Razonado del Juez A.A. Cancado Trindade, sentencia del 29 de marzo de 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos).

¡Honor y gloria a los Pueblos que luchan!”

 

* Investigadora, Área Campo e Investigación, Tierraviva

El presidente paraguayo da vía libre a la expropiación de tierra para los indígenas

Agencia EFE.

El presidente paraguayo, Horacio Cartes, dio hoy vía libre a la devolución de 14.404 hectáreas de tierra a la comunidad indígena Sawhoyamaxa, la mayor expropiación con ese fin de la historia democrática del país, según la ONG Tierraviva.

Después de agotar todos los cauces jurídicos posibles a nivel nacional e internacional y acompañados por una sentencia a su favor de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), los Sawhoyamaxa celebraron hoy una victoria que consideraron “histórica” tras 23 años de lucha.

La sentencia de 2006 de la CorteIDH determinó que el ganadero alemán Heribert Roedel ocupó de forma irregular parte del territorio ancestral de ese pueblo de la etnia enxet y por ello exigió que el Estado les devolviera 14.404 hectáreas de tierra.

Desde que fue expulsada, la comunidad ha vivido en condiciones de indigencia al borde de una carretera cercana a la propiedad.

 

“Hemos recuperado nuestra madre, que es la tierra, porque sin tierra nadie puede vivir, ni tener libertad, ni caminar, ni tener felicidad”, dijo a Efe Leonardo González, vicelíder de la comunidad.

González dormía desde el 3 de junio junto con unos 150 miembros de la comunidad en los soportales de la catedral de Asunción, para exigirle a Cartes que firmara el proyecto de ley que establece la expropiación de los terrenos.

Hoy mismo volverán a su tierra, situada en la región del Chaco, a unos 270 kilómetros al noroeste de Asunción.

Los indígenas festejaron con gritos y cantos la decisión de Cartes y vitorearon a los líderes comunitarios, así como a los activistas de las ONG Tierraviva y Amnistía Internacional, y al presidente del Instituto Nacional del Indígena (INDI), Jorge Servín, que entregó en mano a los nativos la copia de la ley firmada.

“Hoy nos amanecimos con suerte y estamos muy contentos, después de nuestros 23 años de lucha, de nuestro recorrido, de nuestro reclamo, pidiendo al gobierno que nos devuelva nuestra tierra”, dijo González.

El mes pasado el Congreso aprobó casi por unanimidad el proyecto de ley de expropiación y Cartes tenía la opción de vetarlo o firmarlo, como finalmente hizo.

Oscar Ayala Amarilla, abogado de la comunidad, dijo a Efe que la decisión supone “un momento histórico”, aunque alertó de que “queda camino por recorrer”.

El letrado explicó que el INDI deberá indemnizar a Roedel por la tierra con unos 34.000 millones de guaraníes (casi 8 millones de dólares), según una tasación realizada por el Ministerio de Obras Públicas en 2012.

Tras ese pago, el título será formalizado a nombre de la comunidad, indicó.

Ayala recordó que según el fallo de la CorteIDH el Estado paraguayo también deberá crear un fondo de desarrollo comunitario.

“Es lo que permitirá que la comunidad viva en condiciones dignas en un ambiente donde puedan desarrollarse y tener esperanza de un futuro mejor”, dijo.

El presidente del estatal INDI dijo a Efe que ahora les queda “jugar el segundo tiempo del partido”.

“No es solo restituir las tierras, el Estado tiene responsabilidad de proveer educación, asistencia sanitaria, ayuda a la tercera edad, el Estado está para eso”, manifestó.

El antropólogo y titular de la institución dijo que en este caso “se alinearon los astros porque no es fácil en un país tan conservador como este”.

“Fue la lucha de mucha gente, que pese a todas las adversidades, nunca desistió”, añadió.

Servín recordó que dos casos similares, también con sentencias de la CorteIDH que condenan a Paraguay por violar los derechos territoriales indígenas, aguardan aún a ser resueltos.

Uno afecta a la comunidad Yakye Axa, cuyos miembros no pueden ingresar a su tierra porque los ganaderos que poseen las fincas colindantes se niegan a permitir que se haga un camino por su terreno que las una con la carretera principal.

El otro fallo se refiere a los Xákmok Kásek, que aún no tienen los terrenos que les corresponden, explicó Servín.

Sawhoyamaxa espera promulgación de la Ley de expropiación

Indígenas Enxet se instalaron en la Catedral de Asunción

Indígenas de Sawhoyamaxa se instalaron desde la tarde de ayer en la explanada de la Catedral Metropolitana, lugar donde permanecerán hasta que el presidente Horacio Cartes promulgue la Ley de expropiación de las tierras a favor de esta comunidad perteneciente al pueblo Enxet Sur.

SW llegadaMás de un centenar de  indígenas de la comunidad Sawhoyamaxa, y de otras comunidades Enxet Sur, llegaron en la tarde de ayer a la capital para acompañar el proceso de promulgación del proyecto de Ley de expropiación sancionado la semana pasada por el Parlamento Nacional.

“Llegamos nuevamente hasta la capital para exigirle al presidente Cartes que firme la promulgación, vamos a estar acá hasta que salga el documento. Queremos volver a la comunidad con la ley promulgada en la mano, hasta que eso no salga vamos a instalarnos en Asunción” señaló Leonardo González, vice líder de Sawhoyamaxa.

Los representantes comunitarios mencionaron que  desde hoy, y hasta que  se promulgue la Ley de expropiación, realizarán movilizaciones por el centro capitalino. El objetivo de estas acciones es para recordarle al presidente de la República que Sawhoyamaxa sigue esperando el cumplimiento cabal de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos humanos, que en el 2006 condenó al Estado paraguayo por la violación de los derechos de los miembros de Sawhoyamaxa.

“El Estado sigue en deuda con Sawoyamaxa, seguimos esperando que nos entreguen nuestras tierras, que hace menos de una semana fueron expropiadas por el Parlamento. Ahora la solución del caso está en manos del presidente Cartes, ya no podemos seguir esperando, por eso llegamos hasta la capital para que el titular del Poder Ejecutivo nos escuche” mencionó González.

Finalmente añadió, que solicitaron una audiencia con el presidente de la República pero que hasta ahora no fueron recibidos.

 

Sawhoyamaxa purahei

SW festivalLa ciudadanía no estará ausente en las reivindicaciones de la comunidad Sawhoyamaxa, por ello  en la noche de hoy se llevará a cabo una peña artística denominada “Sawhoyamaxa  purahéi” del que participarán varios artistas populares.

El evento, que es una autoconvocatoria de diferentes referentes de la música popular, se llevará a cabo esta noche (martes 3 de junio), a partir de las 18 horas, en la explanada de la Catedral Metropolitana.

Algunos de los artistas que estarán acompañando a los indígenas de Sawhoyamaxa son Marivi Vargas, Cristian Silva, Hugo Flecha, Norma Avila, Rolando Chaparro y Mario Casartelli. Asimismo, participarán los cantautores Hugo Ferreira, Alberto Rodas, Norma Ortega y Claudia Miranda.

Todos los artistas populares que quieran participar de este evento pueden llegar hasta la Catedral y brindar su apoyo a la Comunidad Sawhoyamaxa, cuyos miembros estarán brindando su “choqueo”, uno de sus bailes tradicionales.